
El vestido de novia protagonista de una preciosa historia de amor
En el blog de Beatriz Alvaro, os desvelamos el vestido de novia de Soledad, una princesa de cuento cuya historia de amor os conquistará.
Soledad es una novia espectacular por fuera y aún más por dentro, por esta razón, su traje de novia debía ser único y diferente.
Cuando Soledad acudió al atelier, comenzamos a probar los diferentes cortes, ideas y volúmenes nos decantamos por un vestido de novia completamente único, exclusivamente diseñado para su ‘sí, quiero’.

Soledad, impresionante con su vestido de novia y velo amantillado a juego
Con un cuerpo liso, muy ajustado y con un marcado escote corazón que destacaba y potenciaba el precioso escote de Soledad. Además para acentuar el estilo romántico que imprimió a todo su look, Beatriz Alvaro diseñó para el vestido de novia unos románticos tirantes de encaje Valenciènnes
La falda del vestido de novia poseía un volumen importante, generando un movimiento muy elegante, un vestido de novia que ademas de sentarle como una segunda piel, resaltaba su belleza natural y envidiable figura.
Completó su perfecto look con un velo amantillado, elaborado con el mismo encaje de los tirantes del vestido elaborado artesanalmente en el atelier de Beatriz Alvaro.
Esta obra de arte de velo, nacía de una sensacional e importante corona de flores naturales a juego con su ramo de novia. Una novia sencillamente inolvidable, que no pudo escoger una combinación más acertada.

Detalle de los encajes Valencienes con los que se bordó el velo y los tirantes del vestido de novia
“Pasé seis meses recorriendo todas las tiendas de vestidos de novia que pude, sin encontrar lo que quería. Fui al taller de Beatriz Alvaro, buscando calidad, estaba obsesionada con la calidad de las telas”, detalla Soledad.
“Lo que vi me encantó, y además ya conocía otras novias que se habían vestido con Beatriz Alvaro y sabía que el diseño era elegante. Pese a todo, tenía mucho miedo de lanzarme a construir un vestido de novia de cero y no saber cómo iba a quedar. Lo que me convenció fue una charla tras otra con Beatriz Alvaro y su equipo, en las que fueron desentrañando lo que quería. Era difícil, porque buscaba una emoción, pero no era capaz de visualizarla. Estas palabras son de la propia Beatriz Alvaro. En cuanto lo dijo pensé: Exacto”.
“Me quedé con Beatriz Alvaro por la calidad de las telas, la elegancia de sus diseños (cada diseño es único y se realiza en función de lo que busca la novia), la construcción a medida (de corte impecable) y la sensación de que me había captado. De hecho, gracias a Beatriz Alvaro mantuve uno de los detalles que hicieron único al vestido: La corona de flores naturales”, comenta Soledad.

La romántica corona de flores naturales se convirtió en el mejor complemento del vestido de novia de Beatriz Alvaro
“Cuando empezamos a hacer el vestido de novia tenía esa idea de la cabeza y se la transmití a Beatriz, pero poco antes de la boda, la deseché. Beatriz Alvaro se llevó un disgusto enorme y me dijo que había concebido todo el vestido de novia en torno al concepto de la corona de flores y me animó a no cambiar de idea en el último minuto. Le hice caso, y en cuanto me puse la corona sobre el vestido y el velo, tuve la absoluta certeza de haber acertado”.
“Además de eso, destacaría la sensación de estar en un taller que parece sacado de la película Amélie, rodeada de telas desde el suelo hasta el techo, encajes, retales, maniquíes de madera y enormes espejos. Me gustó mucho un cuaderno que me regalaron, con las indicaciones a seguir en cada prueba del vestido y lo que debía llevar”, comenta Soledad.
“Otra cosa que me impresionó fue llegar a la primera prueba y ver mi vestido ya montado sobre un maniquí, en el centro de la habitación, con la cola de dos metros y medio extendida. Beatriz me había dicho que me iban a coger otra vez medidas, para que no me lo esperara, y el efecto sorpresa fue… ¡muy sorprendente!”, declara la novia.

La elegante espalda del vestido de novia de Soledad
Si su vestido de novia fue de ensueño su historia de amor es de auténtico cuento. Se conocieron durante uina boda en Ibiza, en el 2103. Soledad fue sola a esa celebración puesto que todas sus amigas acudieron con sus novios y ademas se hospedaban en hoteles diferentes.
Nada más llegar en el primer desayuno, se quedó prendada del azul añil del mar que contrataba con el blanco de los barcos que fondean en la isla, era su primera vez en la isla y presentía que iba a ser inolvidable, tanto que inmortalizó el momento en una fotografía para que no se olvidara de esa sensación y ese olor.
Esa misma noche, durante las copas de la preboda conoció al que se convertiría en el amor de su vida Julián. El acudió con dos amigos y también fue su primera vez en la isla. Las miradas se cruzaron durante toda la noche, pero el destino es caprichoso y aún no querían que coincidieran hasta que alguien organizó una excursión a última hora de la noche a una discoteca de la isla Pitusa.
Soledad se apuntó, aunque vio que el grupo se reducía a Julián y a dos amigos más que nadie conocía. Se moría de vergüenza y se replanteó su asistencia hasta que el novio, le animó a que se uniera al plan asegurándola que eran de sus mejores amigos y de fiar. Una pequeña mentira piadosa, porque no eran amigos del novio, sino de la novia y nunca los había visto, pero su labor como celestino fue perfecta.

Una auténtica princesa, así lucía Soledad con su vestido de novia
Un comienzo tan romántico tuvo una pedida de matrimonio aún más especial, durante su tercer aniversario le regaló un viaje a Ibiza en un hotel impresionante y en la primera noche, le invitó a cenar a uno de los restaurantes más prestigiosos de la isla. Después de la cena mientras estuvieron tomando unas copas, Julián susurró a Soledad sí quería pasar el resto de su vida a su lado, cuando ella contestó con un sí rotundo, le contestó: “mira abajo”, había colocado en sus rodillas un caja con un anillo de compromiso de la firma Suárez.
Cuatro después de ese encuentro fortuito han contraído matrimonio, siendo la fotografía que sacó durante el desayuno la imagen de sus meseros.
Se dieron el ‘sí, quiero’ en la madrileña iglesia de San Manuel y San Benito y con posterior celebración en la la finca Las Jarillas, propiedad de la familia Urquijo, siendo la propia Inés Urquijo quien se encargó de la decoración floral y incluido el ramo de novia.
En cuanto a la peluquería y maquillaje, Soledad se decantó por su peluquería de toda la vida, Mirache, “fue muy emocionante empezar a arreglarme allí, donde me conocen desde pequeña, rodeada de mi madre, mis tías, mis primas y mi mejor amiga“. En cuanto al maquillaje se decantó por el mismo profesional que maquilló a una de sus mejores amigas, le encanto el resultado y quería un resultado así de natural y espectacular para su boda.
Para acompañar su vestido de novia lució una preciosa corona de flores naturales de Inés Urquijo, totalmente tendencia que combinaba a la perfección con sus ojos y su melena ondulada, estaba radiante. El ramo de novia iba a juego con la corona, fue un bouquet en peonías azules y blancas que recuerdan los colores de la isla, junto con las ramas de olivo.
En cuanto a las joyas, eligió unos pendientes de su madre, una pulsera que le regalaron los padres de Julián con motivo de la pedida y su bonito anillo de compromiso. Todas las piezas estaban realizadas en oro blanco y brillantes.
Sus zapatos de novia, al igual que su romance de amor cuentan con una historia muy interesante, ya que los tiene desde antes de conocer a su futuro marido.
Son de una diseñadora que en aquel momento era emergente y los compró en una campaña de crowdfunding porque le parecieron súper originales, en un principio su intención era para acompañar sus looks de fiesta más estilosos, pero cuando los recibió, descubrió que aún eran más bonitos en realidad y los guardó para cuando se casara. El zapato derecho lleva un broche con la palabra “Oui” caligrafiada, toda una declaración de intenciones.

Soledad con sus originales zapatos de novia
Estos zapatos de la diseñadora emergente y ahora consolidada los combinó con unas alpargatas bordadas del taller de Beatriz Alvaro, que le permitieron moverse con total comodidad con su vestido de novia.
Con respecto de las fotografías de su boda, a falta de uno tuvo tres fotógrafos diferentes. El primero, Javier Pernas, reconocido por su prestigiosa fotografía de autor. Además de retratar bodas de familias muy conocidas e incluso de casas reales, ha acompañado a numerosos grupos musicales en sus giras, como Marea. Él se encargó de los preparativos de Soledad junto a su mi madre y sus damas de honor, y fue un momento muy emotivo, porque además de fotógrafo, es amigo de la novia.

La tierna mira de Julián mirando a Soledad
En Iglesia Soledad y Julián tuvieron la imposición de escoger al fotógrafo de la iglesia y para la finca de las Jarillas escogió a Instantánea y Toma Primera.
La banda sonora estuvo llena de grandes canciones. Entraron en el banquete con la canción “I follow rivers”, de Likke Ly. Es la canción con la que se enamoraron durante el fin de semana en el que se conocieron y les trae los mejores recuerdos de la isla.
Para el baile reservaron una canción muy especial para la novia, “Take this Waltz”, de Leonard Cohen, quien nos abandonó este año y Soledad le rindió así su particular y emotivo homenaje. Para mí es una canción muy especial porque me gusta mucho Leonard Cohen, y este año ha fallecido. Fue un pequeño homenaje. “El vals no fue un vals clásico: Nico (del estudio de danza Camínalo) nos diseñó una coreografía para la canción, y quedó preciosa”.
La boda estuvo lleno de momento inolvidables, pero a Soledad le hizo particular ilusión que su prima y su mejor amiga le colocaran la cola del vestido y el velo. Cuando su prima y ella eran pequeñas fantaseaban con su boda y Soledad le comentó que ella sería la encargada de llevarle la cola de su vestido.

La mejor amiga de Soledad y su prima colocando la imponente cola de su vestido de novia
Las invitadas de la boda dieron una lección de estilo y elegancia. Soledad disfrutó muchísimo viendo lo guapa que estaban sus amigas y familiares más allegados, difícil de quedarse con una sola de las invitadas, pero si quiere destacar el fantástico outfit de su amiga Vicky quien lució un elegante vestido y las perlas de su bisabuela alemana. Un look vintage de diez.

Vicky, amiga de la novia y una de las novias más elegantes de la boda.
Por último, como colofón a una boda inolvidable y una historia de amor de cuento, recorrieron la Polinesia Francesa y Australia, una luna de miel llena de aventuras inolvidables: volaron en hidroplanning a una isla desierta, donde hicieron un picnic con champagne; realizaron una excursión privada a una reserva natural donde habitan los koalas, canguros y leones marinos en libertad, hoteles de ensueño que culminaron con un overwáter en Bora Bora…
Felicidades Soledad y Julián porque ningún escritor podría haber escrito una hisoria de amor más bonita que la vuestra!!!
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